Por primera vez en nuestra democracia, por primera vez desde 1975, los franquistas no han podido entrar al Valle de los Caídos a recordar al Dictador Francisco Franco, y cantar el "Cara al Sol" ante su tumba.
Treinta y cuatro años de un espectáculo de apología del fascismo y de la violencia, espectáculo que estaría penado en cualquier país normal como Francia o Alemania.
Este año, al fin, un Gobierno, socialista, ha desplegado a la Guardia Civil a la entrada del valle de Cuelgamuros, donde está la carretera que conduce a la basílica.
¿Es un acto de afirmación democrática? ¿Es una señal de reparación y justicia? ¿Es fruto de la Ley de Memoria Histórica?
No, el paso estaba cerrado porque la basílica está en obras. Se caían cascotes de la escultura de "La Piedad" que hay en la entrada.
Los pobres falangistas y nostálgicos del franquismo, en vez de agradecer que se velara por su seguridad, dijeron cosas como "Ese es el anticristo que tenemos en la Moncloa". A esto añadieron insultos y cánticos varios.
El Gobierno, socialista, se ha comprometido ha construir otra entrada, libre de peligros, que nos costará a los españoles 100.000 euros.
Mientras, aunque los adeptos de Franco tuvieron que festejar al aire libre, los monjes benedictinos celebraron como todos los años la misa funeral en recuerdo de su fundador y también de Jose Antonio Primo de Rivera. Esto está prohibido según el artículo 16 de la Ley de Memoria, pero los monjes argumentan que los homenajes a los fundadores de la iglesia están protegidos por el derecho canónico.
Fuera del recinto, los nostálgicos del militar gallego tuvieron un fuerte enfrentamiento verbal con manifestantes del Foro de la Memoria, organización que sí tenía los permisos para estar allí.
El Foro de la Memoria llamaba a la calma, pero los jóvenes radicales de uno y otro lado se increpaban a propósito del asesinato de Carlos Palomino.
Una anécdota graciosa, es que un anciano franquista le dijo a la Guardia Civil mientras lo desalojaban: "¡Viva la Guardia Civil, ya verás como los que vienen ahora no os lo dicen!".
Por último, añadir que a este alarde de justicia histórica no asistieron el nieto y la hija de Franco. Asistieron al día siguiente a una misa en la Iglesia de Santa Gema, en Madrid. Tres furgones de la Policía Nacional fueron también, pero ni un solo policía impidió que unos jóvenes vendieran banderas falangistas y del régimen fascista, bandera que presidió el altar en el que los curas llamaron a "la
nueva cruzada nacional".
Tampoco les pareció a los policías que cantar allí el "Cara al Sol" vulnerase el artículo 15 de la Ley de la Memoria.
En el sermón final, uno de los curas dijo: "Satanás golpea más fuerte en España que en ningún otro lugar. Parece que ha vencido la revolución sexual, pero la verdad padece, pero no perece. Por eso necesitamos el valor, coraje y fortaleza de estos dos grandes hombres que con su sacrificio y fe a la patria llevaron a cabo la cruzada de la liberación".
La respuesta es clara, como la verdad no perece, al final la verdad de la sangrienta sublevación popular contra un gobierno legítimo prevalecerá. Hay que acabar con esta total permisividad a los actos fascistas y de apología de la violencia, no hay país en Europa que se comporte en esto como nosotros, el Valle de los Caídos es el único monumento de exaltación del fascismo que sigue en pie en toda Europa.
Aunque su "cruzada de liberación" trató de "liberarnos" de todos los rojos, judíos, masones, homosexuales, maestros y demás, la verdad y la justicia podrán más que sus actos genocidas.
PD. Como ya se me cuelga la medalla de anticlerical (y los que me conocen saben que es una fama injusta), quiero dejar claro que este artículo va contra la apología del fascismo, lo defiendan laicos, religiosos o ateos.
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