La tinta fue mi sangre
y las palabras los pétalos
caídos a mi paso.
Mi vida deja retazos
de sueños y desmanes.
¿Qué decirle al Silencio,
si te lo encuentras de cara?
Decirle:
Amo, siento y vivo,
tiende el puente de papel
que voy a cruzar el abismo
donde habita el olvido
y agonizan los sueños.
Dos palabras, sabes cuáles,
son un mundo.
Capaces de crear un infierno
de llantos profundos,
o elevarte a un cielo
que jamás imaginaste.
Las palabras construyen
de un ayer un hoy,
y plasman el mañana
que tal vez será.
Son la soga que ahoga
a los más cuerdos,
y la cuerda que salva
a los locos solitarios.
Su destino está unido
al de los poetas borrachos
que beben Rimbaud con tequila
y me susurran que te diga:
"Follemos sobre papel barato",
saldrá un poema dulce,
caliente y salvaje.
Una corola de besos
y un ramo de abrazos.
Las pieles, como la hiedra,
prietamente entrelazadas.
Y mis manos, mojadas
del licor de la vida,
contendrán por fín
la locura, la pena y la tristura
que mi alma supura y respira.
Y si no, ¡a la bebida!
Sexo y alcohol,
carantoñas a la vida,
que el blanco del papel
es el blanco de la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario