La Religión: El mito que, como Lázaro, ha resucitado. (como Lázaro, como el vinilo, como las Converse...que cada cuál escoja su ejemplo xDD)
La religión es el mito moderno, y al igual que el mito fue sustituido por la filosofía, la religión terminará (quizás) por ser sustituida por la ciencia, ya que la ciencia se ocupa de la mayoría de las funciones que antaño desempeñó la filosofía.
¿Qué es un mito? Definición de libro: "Un mito es un relato fantástico, lleno de símbolos y metáforas de gran belleza, transmitidos de padres a hijos o resultado del esfuerzo colectivo de un conjunto de autores. En los mitos se explica el origen del mundo y se responde a las preguntas sobre el más allá. Sus protagonistas son dioses, héroes o personajes sobrenaturales."
¿No parece diferenciarse mucho de la religión, verdad? Sirve para explicar aquello para lo que no tenemos respuesta, y tiene también una función de cohesión social.
Mi opinión personal, es que ambos fenómenos son el muro defensivo que erige el hombre ante el miedo a la muerte. Pensar en una vida más allá de la muerte le tranquiliza su existencia cotidiana, le libra de la angustia. En definitiva, la religión surge de lo desconocido (la muerte), aún más, surge del miedo a lo desconocido.
Ahora bien, la filosofía surge con el discurso racional, cuando se explica el mundo según sus propias leyes, no según la voluntad de los dioses.
Un ejemplo de poeta, la belleza. Es un conjunto de rasgos físicos o estéticos por el que sentimos una cierta atracción debido a factores genéticos (por ejemplo, las caderas anchas en una mujer es señal de fertilidad, y por eso nos sentimos atraídos, así como la simetría del rostro es una señal de buenos genes) o a factores culturales (en otras épocas la obesidad era hermosa, dado que indicaba que la persona tenía una posición económica alta, que le permitía comer en abundancia; en cambio ahora, preferimos la delgadez, porque estamos habituados a verla en las pasarelas, la publicidad, el cine y demás como canon de belleza).
¿Esto suena aburrido, verdad? Es más bonito (o no) decir que cuando Zeus mató a su padre, Cronos, y liberó a sus hermanos de su vientre, le cortó en pedazos. Los genitales cayeron al mar, y la mezcla del mar y el semen hizo nacer a Afrodita, diosa de la belleza. Un relato hermoso, si no tenemos en mente la mutilación genital, y tenemos en mente el cuadro de "El nacimiento de Venus".
Volviendo a la filosofía, el temor no es una fuente para la filosofía, la filosofía crea conocimiento de la curiosidad y el asombro que provoca en nosotros lo desconocido.
La religión nos dice que Dios creó el mundo, pero en la teoría física que más consenso tiene en la comunidad científica, la teoría de cuerdas y los multiversos, difícilmente cabe un Dios. Esto no pasaba con una teoría ya casi descartada, el Big Bang, donde los creyentes argumentaban que ese momento explosivo que creó el universo fue provocado por Dios.
La teoría de la evolución es otro ejemplo, pero no creo que sea necesario hacer aquí una defensa de ella frente al creacionismo, creo que nadie en esta clase duda del barbudo de Darwin.
Los milagros también suelen tener explicación, caminar sobre las aguas, milagro que realizó Jesucristo, era una técnica habitual en los espías del Japón feudal que practicaban el arte del ninjutsu, es decir, los ninjas.
En definitiva, la religión no ofrece respuestas racionales, y la mayoría de las cosas que dice se pueden rebatir. Esto no es una crítica, es algo normal, pues los textos sagrados se escribieron antes de esos avances científicos, por lo que había que dar algún tipo de explicación, aunque fuera falsa. La única "religión" de creación moderna es, quizás, la Cienciología, creada en 1952 por L. Ron Hubbard, tiene la consideración de secta, y está prohibida en países como Francia por estafa. (Ej. Vendían cajas vacías, que supuestamente al mirarlas se te curaba una determinada dolencia o enfermedad). Su creyente más conocido es Tom Cruise.
Mi antiguo profesor de filosofía, experto en el periodo de formación del cristianismo y gran conocedor de San Agustín, decía que si este santo intentaba tan desesperadamente encontrar argumentos racionales de la existencia de Dios era porque, en realidad, no creía en Dios o tenía serias dudas sobre su existencia; ya que si creyese en Dios, le bastaría con la fe, y no necesitaría tantísimo de otras explicaciones.
Pero hay algo innegable que es lo que Otto llamaba el "hecho religioso". Es algo que existe y es indiscutible. El hecho religioso es aquello misterioso, sagrado, trascendente y fascinante. Es aquello para lo que no tenemos explicación. (Yo añadiría, para lo que no tenemos explicación aún, aunque hay limites a la ciencia como el principio de incertidumbre de Heisenberg).
El hecho religioso es la muerte y el amor. Para ignorantes como yo, también seria un hecho religioso una tormenta eléctrica, ya que es algo misterioso, fascinante, y que no se explicar, (otros lo verían como un proceso físico, hermoso, pero explicable).
Esto está cambiando, también sobre el amor se hacen nuevos descubrimientos, sobre la química del cerebro. La ciencia, si puede, le quita espacio a lo desconocido. Pero, a mi modo de ver, la muerte es el eterno misterio.
El hecho religioso nos atrae y nos asusta a la vez (como el amor, como la tormenta eléctrica, y a veces la muerte), es misterioso porque no tiene solución ni respuesta (como el amor, como la muerte). Le damos explicaciones no científicas porque son hechos que se presentan como trascendentes, como separado de lo físico, cuando nos enamoramos no pensamos en el cóctel de hormonas que nos provoca esas sensaciones, simplemente sentimos. Y cuando alguien muere de viejo, no pensamos en que ha habido un fallo multisistémico por la muerte celular, simplemente pensamos que esa persona que conocíamos ha muerto.
Ahora veamos las críticas a la religión, entendiendo la religión como una construcción cultural, es decir, la religión como ideología.
La crítica positivista (Comte) viene a decir lo que ya he dicho, que primero la religión sirvió para explicar fenómenos naturales, luego ideas más abstractas, y finalmente, deberá ser sustituida por la ciencia.
La crítica antropológica de Feuerbach dice algo que, de tan obvio, lo pasamos por alto. Dios es la proyección objetivada de la imagen que los seres humanos tienen de sí mismos. Es decir, los hombres no están hechos a imagen y semejanza de Dios, sino que Dios está hecho a imagen y semejanza que los hombres.
Marx profundiza la crítica de Feuerbach, añade la crítica de que ese carácter ideológico convierte a la religión en un instrumento de los poderosos (con el consentimiento o con la pasividad de la clase sacerdotal, normalmente con el consentimiento). "La religión es el opio del pueblo". Duerme al pueblo, le hace creer que su miserable y explotada vida tendrá una recompensa futura. Si no hubiera esa recompensa, el pueblo trataría de vivir bien AHORA.
Como ideología, pertenece a la superestructura, y ayuda a conservar esa explotación, la miseria de los oprimidos, y la división entre explotadores y explotados.
En realidad, la crítica de Marx a la religión es una crítica de economía política.
En Nietzsche, la "Muerte de Dios" significa que lo supraterreno y suprasensible han perdido su valor y su utilidad, ya no hay necesidad de un ámbito separado de o empírico y terrenal.
Por otra parte, voy a contar un episodio fundamental en la historia del cristianismo. Hablo de San Pablo, cuyo nombre judío era Saulo.
Entonces, el cristianismo era una de tantas sectas (sectas como movimiento religioso minoritario y clandestino) escindidas del judaísmo, su doctrina era difusa y no estaba concretada.
Nuestro protagonista, Saulo, era un judío de amplia formación cultural, conocedor de la cultura helénica (además hablaba griego y arameo). Bajo la influencia de los fariseos, su trabajo era perseguir a esos "disidentes" del judaísmo, de hecho, presenció la muerte del primer mártir católico (San Esteban).
Estas historias tienen un "pero", en esta, este hombre se convirtió al cristianismo, convirtió la doctrina en un conjunto más organizado, y gracias a sus conocimientos sobre el mundo helénico, pudo difundir la religión cristiana por Roma y Grecia con comparaciones comprensibles para esa cultura. Es decir, se cree que el éxito de la difusión del cristianismo es en gran parte mérito de Saulo, o San Pablo.
Ahora bien, ¿por qué el perseguidor de herejes se convirtió en cristiano? Gracias a Wikipedia, se que lo de que se cayó del caballo no aparece en los textos bíblicos, tendré que consultárselo a algún especialista. El caso es que se suele decir que este hombre tuvo una revelación divina al caerse del caballo. Esta conversión fundamental para historia del cristianismo se produce al caerse del caballo. ¿Qué le puede pasar a un hombre que se cae para cambiarle tanto? Os dejo que saquéis vuestras conclusiones.
Una última reflexión. Si la religión terminase, y el hombre (o mujer) tuviera que enfrentarse a la nada que hay tras la muerte, no sería algo malo. No habría un caos ni nada por el estilo, la gente disfrutaría de la vida, porque es la única que tenemos.
El egoísta, no daría rienda suelta a sus bajos instintos al no haber "infierno". Lo que pasaría, es que se daría cuenta de que el único más allá, la única inmortalidad, es el recuerdo que dejas en tus conocidos al morir, o el recuerdo que dejas en la historia. Es decir, la inmortalidad la consigue aquel que ha hecho algo lo suficientemente bueno por la humanidad (en general) o por su "humanidad", por aquellos que le han conocido, como para ser recordado. Ser solidario, descubrir una vacuna, escribir una gran novela. La inmortalidad se lograría o con buenas obras, o desplegando nuestros talentos. Por lo que la búsqueda de inmortalidad, cuando ya no hay religión, contribuye al progreso de la humanidad.
Termino enlazando un artículo con una argumentación en contra de la existencia de Dios, argumentación puramente física:
Hasta poco antes de entrar en la Universidad tenía la certeza de que, por motivos “evidentes”, ciencia y religión siempre iban por separado, pues son la eterna confrontación entre la mente fuerte y la débil, el espíritu curioso y el pasivo, aquéllos capaces de ver la vida de un modo realista (con sus pros y sus contras) y aquéllos que necesitan creer en la existencia de algo que puede hacer que sus vidas mejoren instantáneamente para no cerrarse en el miedo, los que aceptan que la naturaleza tiende a matarnos y aquéllos a los que la muerte les abruma tanto que eligen creer que tiene que haber algo después de ella.
La ciencia y la religión, a mi juicio, se diferencian en las cosas antes mencionadas, pero pese a ello, he descubierto que de veras existen religiosos que hacen “ciencia”, y escribo esto entre comillas porque opino que creer en Dios es un gran bache en el avance científico, como explicaré a continuación.
En la historia de la ciencia todo gran avance ha tenido que ser comprobado en múltiples ocasiones y en distintos experimentos para darse por válido. Los ejemplos son abundantes: la teoría especial de la relatividad, la incertidumbre cuántica… Todos ellos, pese a ser más correctos que las versiones a las que sustituyeron, tuvieron que pasar minuciosos test de verosimilitud con la realidad. Éste método de repetición y extrema filtración es algo que toda persona debería jurar al hacer ciencia.
Ahora bien, si aceptamos que existe un colectivo de “científicos” que creen en Dios, aceptamos que dentro de la comunidad científica hay un colectivo de personas que creen en algo que no pasa por el método científico; es decir, hay un colectivo de personas para las cuáles éste método es prescindible en el camino hacia la verdad.
¿Debería esto preocuparnos? En mi opinión bastante. Ni siquiera hace falta creer en Dios para defraudar al método, tan sólo llega con no verlo útil. Sorprendentemente, en la facultad he escuchado explicaciones del tipo “Esto es así porque las cosas a veces no son lo que parecen”, o comentarios del tipo “Da igual de dónde venga esto”. La gente que frecuenta estas expresiones está aberrando contra el método, y por tanto su compromiso con la ciencia es dudoso.
Quienes asumen lo que se les cuenta por “autoridad”, es decir, al tener una fe ciega en la palabra de quien les está hablando, son unos religiosos y unos bibliófilos de la ciencia, en resumen, unos aficionados que pretenden saber de qué van las cosas, pero no entender por qué son así. Ejemplos de esta actitud los podemos encontrar ya en el colegio, cuando la gente no cuestiona por qué la energía se conserva (la masa es bastante evidente a nivel macroscópico), por qué el teorema de Pitágoras es cierto, o incluso de dónde salen los doses en la ecuación tradicional del movimiento uniformemente acelerado:
r = r0 + v0 t + a t^2 / 2.
Quiero creer, y algunas lecturas sobre grandes científicos como Richard Feynman me lo confirman, que siempre existe un pequeño número de alumnos que, cuando ven estas cosas por primera vez, o no se las creen y esperan el día en que alguien se las demuestre, o que intentan demostrarlas ellos por sí solos. Concretamente he hablado del movimiento acelerado porque yo aprendí a integrar por mi cuenta para podérmelo creer. Realmente, creo que no soy muy brusco si opino que nadie sin este tipo de inquietudes debería estar en una carrera de ciencia. No estoy hablando de restricciones legales y, de algún modo, privatización, más bien estoy hablando de moralidad.
Visto el tipo de gente que hace perder el tiempo a la comunidad científica, entremos en el tema de la entrada: las incongruencias ante el método científico que presentan los creyentes, no sólo por creer en Dios.
Algo que siempre me gusta decir es que “No puedes creer a la vez en las Leyes de Newton y en Dios a la vez de un modo coherente”, porque si de veras crees que la aceleración es proporcional al sumatorio de fuerzas sobre un cuerpo:
a = F /m.
, estás retirándole a Dios el privilegio de mover la materia a su antojo, puesto que tendría que ejercer una fuerza sobre ella. Aún así, puede haber quien opine que Dios puede estar ahí ejerciendo una fuerza, pero entonces: ¡mucho cuidado!, porque el atrevido que le otorgue a Dios este poder se estará enfrentando a algo mucho más sagrado. Si Dios hace fuerza para mover la materia, ¡Dios hace trabajo!:
W = ∫F dl.
, y si Dios hace trabajo, Dios está aumentando la energía del sistema de un modo físicamente ilegal: ¡se está cargando la conservación de la energía mecánica! Podemos seguir, pese a ello, si nuestro creyente considera oportuno considerar a Dios un sistema termodinámico que cede energía a otros sistemas, ahora bien, al margen de las leyes entrópicas que afectarían a Dios en este caso, llegamos a la conclusión importante: nuestro científico es un traidor al método. Un traidor porque acepta y trabaja con la conservación de la energía en un mundo donde no se considera a Dios, cuando sabe que si Dios apareciese el modelo se desmorona. ¡Está dejando circular leyes en las que no puede creer, bien sea que Dios puede mover la materia, bien sea que la energía se conserva! Y en este caso, tal y como está planteado, no tiene sentido decir que Dios está al margen del asunto.
He empezado con las leyes de Newton y la termodinámica porque son bastante conocidas, pero a continuación entramos en el punto importante, si bien quizá es aquél en el que más gente lo deje (aunque espero que no sea así). Empezamos, de hecho, con la reflexión que le da nombre a la entrada.
Según la Biblia, la voluntad de Dios “V” cambia con el tiempo, lo que matemáticamente expresaríamos de algún modo como:
V = V(t).
, y tiene una consecuencia lógica, que es que su derivada respecto al mismo no es nula:
dV / dt ≠ 0.
, es decir, el tiempo tiene el poder de cambiar una característica de Dios tan importante como es la voluntad.
Ahora bien, si tenemos en cuenta la teoría especial de la relatividad, el tiempo “t” es una magnitud que existe sí está asociado a un material “o” dispuesto que lo padezca, por lo que el tiempo tuvo que surgir con la materia, y según ésta es medido (recordemos, por ejemplo, que para el fotón nunca pasa el tiempo):
t = t(o).
dt / do ≠ 0.
Recordemos en todo momento que esto es sólo notación. ¡No estoy haciendo matemáticas! No hay espacios muestrales, no hay dimensiones, no hay continuidad. Lo que estas expresiones quieren decir es que el tiempo depende del observador, y que al cambiar el observador cambiamos el tiempo.
Por traslación, llegamos a la interesante conclusión de que:
V = V(t) = V(t(0)) = V*(0).
, es decir, la voluntad instantánea de Dios depende del tiempo, que a su vez, para existir, necesita un observador material. Dicho de otro modo: si no existe el hombre, no puede existir la voluntad de Dios, porque concretamente su voluntad, para existir, necesita de una persona que hable de ella. Si creemos en la teoría de la relatividad, no dejamos opción a Dios la posibilidad de haber usado su voluntad para crear la materia. Dios no pudo crear al hombre, sino que fue el hombre quien creó a Dios.
Existe, no obstante, una vía de escape a este argumento según la cual podríamos considerar a Dios un ente completamente ajeno a todo el espacio-tiempo, es decir, a los distintos Multiversos, de forma que en todo momento conociese el pasado, el presente y el futuro de todas las regiones del espacio, y que sus acciones a lo largo de la historia estuviesen predefinidas por él mismo, sabiendo lo que va a pasar en todo momento.
La cuestión es: si utilizamos este enfoque y, efectivamente, todos los sucesos del tiempo están predefinidos (perspectiva con la que personalmente no estoy en desacuerdo): ¡el libre albedrío es una farsa! Que Dios ya sepa lo que va a suceder en todo momento es la mejor forma de introducirlo en un modelo físico consistente. Ahora bien: ¿podría seguir siendo el Dios católico? ¿Tendría sentido que alguien que sabe todo lo que va a pasar, sin tomar parte, exigiese a su creación que le rezase? ¿Acaso podría cambiar algo que la gente se arrepintiese ante él de sus acciones?
Para mí es obvio que si permitimos a Dios ser independiente del tiempo, y por tanto del hombre, su voluntad es una función de estado (ante los mismos hechos reacciona de la misma forma), y todas las leyes morales que “nos ha otorgado” carecen de sentido. Si asumimos que Dios ya lo escribió todo, el hecho de que una persona sea buena o no YA ha sido decidido antes de su nacimiento, el hecho de que alguien crea en él, o vaya a ser agnóstico, o vaya a ser ateo, YA ha sido decidido también. Y si todo esto YA está decidido: ¿qué derecho tiene a juzgar lo que parte de su creación haga durante la vida, si lo ha hecho porque él lo ha querido así? Si de veras ESTE Dios existe, todo se resumiría a la frase de “Tú ya has tomado una decisión, solo te queda comprender por qué lo has hecho”.
En resumen: si Dios existe puede ser o dependiente o independiente del tiempo.
Si es dependiente del tiempo, llegamos a la conclusión (por el método científico [¡Es para científicos para quienes estoy hablando!]) de que hay un montón de contradicciones y que tuvo que ser creado por el hombre.
Si es independiente del tiempo, su existencia nos es irrelevante, y más aún su voluntad, porque no tiene ningún modo de castigarnos por nuestras acciones si no lo decidió YA con antelación, en cuyo caso, insisto, nuestras acciones no son fruto de nuestra decisión.
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