Somos seres inútiles. La nostalgia o los celos provienen de un mismo error: no se puede poseer el tiempo...ni a las personas...ni los instantes. Si algún día llegamos a aprenderlo, seremos más libres. Mientras, la poesía necesita inspiración de nuestras cadenas.
Antes eran risas y besos.
Ahora, sólo queda el ruido
de silencios y sueños,
rotos, recuerdos huidos.
Ya no volverán.
Mas tus ojos me desarman.
Cuando sonríes,
mis pulmones hacen huelga.
No son mariposas en el estómago:
es mi corazón que se rebela.
Y un piquete para tus labios.
Que los besos que te dí
no me los robe nadie.
Que en todos estos años
sólo me enorgullezco de amarte.
Ojalá antes de la revolución
pueda confesarme:
no quiero ningún cielo
donde no pueda tocarte.
Ojalá tras las banderas rojas
lleguen los amantes,
y estrellas ya caídas,
como tú y como yo,
puedan -de nuevo- levantarse.
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