miércoles, 18 de septiembre de 2013

Sábanas sin Rosas.


El puño cerrado sigue alzado,
pero la mano abierta que acaricia
languidece y se marchita,
rosa roja sin savia ni rocío.

Compañeros de trinchera,
ya no conoceremos otra lucha
que la de romper el silencio
de los oprimidos de la historia.

Compañeros de trinchera,
se acabó la guerra de los cuerpos,
la danza de las lenguas,
el choque de los besos.

Compañeros de trinchera,
quisiera beberte como al mar,
pero ya sólo conozco
el salado de las lágrimas.

Compañeros de trinchera,
ya no hoyaré la línea
de fuego, de luz,
de tu vientre.

Compañeros de trinchera,
repartimos sudor y esperanza,
damos a los muchos
lo arrebatado por pocos.

Compañeros de trinchera,
tan sólo.
Trinchera de compañeros,
muchos, diversos,
altos, bajos,
hombres, mujeres,
mayores y niños.

Y sin embargo,
que revolución
más solitaria.

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