martes, 4 de marzo de 2014
Un espejo me dijo.
El tiempo que transcurre
cuando alguien espera tu llamada
es sangre derramada,
es el frío que apaga la lumbre.
El infierno está empedrado
con buenas intenciones,
que tarde repararon
en el dolor de corazones.
No te engañes,
ni el silencio, ni la noche,
te dieron cobijo antes.
Solo el abrazo y el roce
de unos labios como
nunca igual conociste.
Un cigarro triste se apaga,
pero una chispa brilla
bajo la noche nublada
que anuncia el nuevo día.
¿Ves aquel rascacielos,
esa montaña de libros,
entre Goethe, Lenin y Tolstoi?
¿Escuchaste la novena sinfonía?
Jamás obra alguna del hombre
te enseño lo único que importa:
a amar.
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