Decimos "el poder de los mercados" para hablar de "poder de la clase dominante".
Decimos "flexibilidad en la contratación" cuando queremos decir "despido libre".
Decimos "medidas de ajuste" cuando se tratan del mayor retroceso en derechos sociales de nuestra historia reciente.
Decimos que somos la "generación mejor preparada de la historia", no la que más sabe, no la que más estudia, no la más inteligente, LA MÁS PREPARADA, ¿preparada para qué? Para el mercado laboral. Para nuestro concepto ruin, mercantilista, utilitarista y enfermo de la educación. Somos los más "preparados" para competir en la jungla del capitalismo, los menos humanos, los más alienados.
No nos paramos a pensar en las palabras que nos meten en la cabeza: productividad, valor, precio, competitividad, confianza. Somos los más preparados para aceptar un empleo precario de mierda con la falsa esperanza de un futuro mejor. Como decía el documental "American Dream" de George Carlin: se llama "sueño americano" porque hay que estar dormido para creer en él.
Nos quitan la confianza en el futuro, la seguridad en el presente y nos roban el pasado. Por eso hablan de "memoria histórica" a lo que es simplemente "justicia", llaman "guerra civil" a lo que fue un intento de golpe de estado del ejército y los sectores más reaccionarios de España. ¿Podremos recuperar la confianza en que un día se haga justicia?
No lo se, de momento, lo que parece que queremos recuperar es la "confianza" en los mercados, es decir, ponernos de rodillas, aceptar el chantaje de una élite adinerada y chupar su enorme polla bancaria, y digo polla, porque además se da la discriminación sexual y la "casualidad" de que apenas encontramos mujeres en esa élite que nos gobierna en la sombra, a pesar de que vivimos en "democracia", una democracia en la que el "pueblo" no ha votado al Jefe de Estado, no ha votado las medidas de ajuste, no ha votado el Pacto del Euro, etc, etc, etc.
Se llama "gasto", nos dice Ignacio Escolar (http://www.escolar.net/MT/archives/2011/07/el-uso-perverso-de-las-palabras.html), a lo que invertimos en salud, guarderías o pensiones. Y en cambio, se llama "inversiones" a lo que se destina a infraestructuras tan útiles como, por ejemplo, un aeropuerto en Huesca. También nos dice "Nacho" que se llama "copago" al modelo que nos quieren imponer de sanidad, donde se paga dinero por citas y visitas. Pero no es un copago, sino un "repago", ya que la sanidad actual la sufragamos con nuestros impuestos, ¿no será que no quieren que los que tienen dinero paguen impuestos? ¿No será que el copago no es redistributivo y hace caer el peso en la inmensa mayoría empobrecida de los habitantes? ¿No será que los "otros" lo que quieren es irse a su sanidad privadita?
La lengua es afilada, engaña y hiere. Por eso cuando hablamos de "misiones humanitarias", "misiones de paz" y "daños colaterales" estamos encubriendo la "guerra", el "atraco imperialista" y el "asesinato" impune de civiles inocentes.
Podría seguir, pero me faltan palabras para expresar este dolor. Y me falta dolor para abarcar tantas palabras perversas.
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