se lleva los rescoldos de mi razón,
ardió inerte en la pasión
que inflama mi sangre.
No es lujuria, es vacío,
las ganas de acariciar
la nada y la ausencia
porque el aire ahoga.
Navegaré por las galaxias
de tu cuerpo prieto y dulce
piel de estrella y besos solares,
solo años luz nos separan.
La ausencia y el vacío, me dices,
son distancias salvables.
Bésame, dame alas,
y volaré más allá de los cielos,
allí donde quedaron arrugadas
tus sábanas nacaradas,
y se esconde lasciva, tu sonrisa,
de los ojos de poetas de alcantarilla.
Me declaro culpable del deseo,
me declaro culpable de los besos,
me declaro culpable de la alcantarilla,
las copas, los cigarros, el humo,
y los amaneceres borrosos,
me declaro culpable de creer
que la noche es más dulce
que la ausencia de tu luz.
Susurra mi nombre
a las estrellas que titilan
igual que yo bebo tu imagen
en la noche de mis soledades.
El día del encuentro será huracán,
choque de trenes, maremoto,
húmedos y confusos rodaremos
por la hierba del mundo que imaginemos.
Nuestro será el cielo y la tierra,
el beso y la caricia, el calor de los cuerpos,
mi abrazo y el tintineo de tu risa,
se abrasarán oscuridades y ausencias
entre nuestras miradas
y tal vez si, tal vez no,
los fuegos fatuos serán
la medida de nuestro amor.
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