lunes, 7 de abril de 2014

Poema entre costuras.


Nadie dijo que amar fuera
fácil,
pero merece la pena.
Me calé hasta los labios
bailando bajo tus besos.
Pero contigo,
el frío no me daña.

Quiero sentirte
como a la ropa mojada.
Húmedamente cerca.

Mírame a los ojos,
y siente mi corazón,
los pálpitos.

Tras tantas malas pu(n)tadas,
entretejer gemidos
y suspiros sudorosos.

Quiero llenar años
de te quieros y abrazos.
Y no cambiarte por nada.
Y no cambiarte por nada.

Mírame a los ojos,
en tus pupilas caben
las estrellas.

En cambio, miro al cielo
y veo un páramo gris,
un paisaje de antenas.
Trémula imagen contaminada
que con el humo se esfuma,
apuro la última calada
de un cigarro extenuado
y camino hasta tu lado.

No, amor,
no abras la puerta del dormitorio
que se escapa
el calor de nuestros cuerpos.

Lo que hay que ventilar
son los humos negros
de esta producción
sucia y culpable.
Respirar consumo y codicia
envenena.
Los des-almados ¿son causa o efecto?

Mírame a los ojos,
aquí estamos a salvo.
Leo algo en tus ojos.

Apago la luz,
y el poema.
Es salvaje la pantera,
muérdeme.

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