Mi dulce revolucionaria.
Suave y escurridiza
como un rayo de luna.
Huyes al son del viento,
como el cabello de una ninfa
corriendo por el bosque.
Mi corazón no cabe
entre estos barrotes.
¿A qué esperas para derribar
los muros de mi prisión?
Quiero ver amanecer tu sonrisa
en el horizonte de tus labios.
Mis labios, ¿y mis labios?
Besan a la muerte
en una calada de tabaco,
mientras tú te esfumas
como la voluta de humo
llevada por la brisa.
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