lunes, 5 de septiembre de 2011

El amor contra la muerte

CORAZÓN CORAZA (Benedetti)

Porque te tengo y no

porque te pienso

porque la noche está de ojos abiertos

porque la noche pasa y digo amor

porque has venido a recoger tu imagen

y eres mejor que todas tus imágenes

porque eres linda desde el pie hasta el alma

porque eres buena desde el alma a mí

porque te escondes dulce en el orgullo

pequeña y dulce

corazón coraza

porque eres mía

porque no eres mía

porque te miro y muero

y peor que muero

si no te miro amor

si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera

pero existes mejor donde te quiero

porque tu boca es sangre

y tienes frío

tengo que amarte amor

tengo que amarte

aunque esta herida duela como dos

aunque te busque y no te encuentre

y aunque

la noche pase y yo te tenga

y no.

Midnight in Paris (Allen)

- Tenía miedo?

- De qué?

- De que le mataran.

- No escribirá bien si tiene miedo a morir, ¿lo tiene?

- Sí, lo tengo. Yo diría que es quizá mi mayor miedo realmente.

- Es algo que le ha pasado a todos los hombres y a todos les pasará.

- Lo sé.

- Ha hecho el amor con una auténtica gran mujer?

- La verdad es que mi novia es bastante sexy.

- Y cuando hace el amor con ella siente una pasión bonita y veráz y, al menos en ese momento, pierde el miedo a la muerte?

- No, no suele ocurrirme

- Creo que el amor que es veráz y real crea una tregua con la muerte. La cobardía viene de no amar o no amar bien, que es lo mismo. Cuando el hombre que es valiente y veráz mira cara a cara a la muerte, como aman con suficiente pasion, apartan a la muerte de su mente. Hasta que vuelve, como hace con todos los hombres, y es hora de volver a hacer el amor de verdad.

Piénselo bien.

Reflexiones

La felicidad es la máxima aspiración del hombre, algo efímero que quisiéramos que durara para siempre. El deseo se agota en sí mismo, se satisface y renace de nuevo, insatisfecho, como el ave Fénix de sus cenizas. Desear es estar atrapados en la condena de Sísifo. Por eso, una felicidad plena, de verdad, agotaría en sí misma todo deseo y toda aspiración, contentado en la magnificencia de la existencia feliz. Esa felicidad no existe. La caricia, triste e irónicamente, no siente la unión de dos cuerpos que se aman sino la repulsión de sus cuerpos. Del mismo modo, paradójicamente, la única vez que en vida se atisba una parte de nuestro esqueleto, símbolo del residuo que seremos al morir, es la sonrisa que muestra nuestra dentadura. La calavera sonríe, nosotros sonreímos, nunca sabremos si es la muerte la que se ríe de nosotros, o somos nosotros los que nos reímos de ella más allá del fin de nuestra existencia, alcanzando una victoria simbólica final sobre ella, puesto que "el que ríe el último ríe mejor". Sonreímos, amamos, follamos, y nuestra chispa de vida y alegría es un desafío a la muerte. El sexo, porque como con sentido del humor dijo Woody Allen: "El sexo es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía es de las mejores". Y el amor, porque cuando dura es la única meta humana que alcanza esa renovación de la pasión, la felicidad y el deseo. Es el maná inagotable de la vida.

Pero cuidado, el amor no correspondido será el efecto opuesto, una renovación de dolor y frustración, impedida nuestra posibilidad de unirnos a la "otra mitad" del mito de Aristófanes, que nos reconcilie en un solo ser, más perfecto. El amor es el fuego, si te acercas demasiado puedes quemarte, pero si te alejas morirás por el frío helado de la noche. ¡Por algo, Amor, eres hijo de lo humano (Penía, "pobreza") y lo divino (Poros, "abundancia"), capaz de sacar lo mejor y lo peor de los hombres y mujeres!


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