martes, 9 de agosto de 2011

Fragmentos de "La muerte en Venecia" de Thomas Mann


Eran un hombre de edad y un joven;
uno feo y el otro hermoso; la sabiduría en
contraste con la amabilidad. Y, entre gracias y
agudezas que animaban el coloquio, Sócrates
adoctrinaba a Fedón sobre el deseo y la virtud.
Le hablaba del espanto que experimentaba el
hombre sensible cuando sus ojos contemplaban
un reflejo de la belleza eterna; de las concupiscencias
del profano y el malvado, que no pueden
pensar en la belleza al ver su imagen, y que
no son capaces de sentir respeto por ella; hablaba
del sagrado temor que acomete al alma
noble cuando se le aparece un rostro semejante
al de los dioses, es decir, un cuerpo perfecto.
Le explicaba cómo todo su ser se estremece
de aquella alma, se enajena y apenas se atreve
a mirar; cómo se siente poseído de veneración
ante aquel que ostenta el sello divino de la belleza;
aquella alma le haría sacrificios, como a
una deidad, si no temiese aparecer como insensata
a los ojos de los hombres. «Pues sólo la
belleza, Fedón mío, sólo ella es amable y adorable
al propio tiempo. Ella es, ¡óyelo bien!,
la única forma de lo espiritual que recibimos
con nuestro cuerpo, y que nuestros sentidos
pueden soportar. Pues ¿qué sería de nosotros
si se nos apareciese lo divino en otra de sus
manifestaciones, si la razón, la virtud y la verdad
se nos presentasen en formas, sensibles?
¿No arderíamos y nos disolveríamos en amor
como otra época ante Zeus? La belleza es, pues,
el camino del hombre sensible al espíritu, sólo
el camino, sólo el medio, Fedón...» Después el
taimado seductor dijo lo más agudo: el amante
era más divino que el amado, porque en
aquél alienta el dios, que no en el otro; este
pensamiento es quizás el más delicado y el más
irónico que se haya producido, y de su fondo
brota toda la picardía y la secreta concupiscencia
del deseo.
La dicha del escritor es su posibilidad de
transformar la idea enteramente en sentimiento;
el sentimiento, totalmente en idea. En aquel
momento se había adueñado del solitario una
de estas vibrantes ideas, uno de estos sentimientos
precisos: el sentimiento de que la naturaleza
se estremecía de goce cuando el espíritu
se inclinaba en homenaje y reverencia ante la
belleza. Súbitamente sintió el deseo imperioso
de escribir. Cierto es que, como suele decirse,
Eros ama el ocio, y que sólo para el ocio ha nacido.
Pero en ese momento de la crisis, su excitación
le impulsaba a tranquilizar por medio
de la palabra el torbellino de sus pensamientos.

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Aquella sonrisa fue recibida como un obsequio
fatal. Aschenbach se conmovió tan profundamente,
que se vio obligado a huir de la luz de
la terraza, del jardín, y buscar apresuradamente
el refugio de la oscuridad de la parte posterior
del parque. Allí fue donde se le escaparon
amonestaciones, singularmente indignadas y
tiernas al mismo tiempo: « ¡No debes sonreír
así! ¡No se debe sonreír así a nadie! » Se arrojó
en un banco, y fuera de sí, aspiró el aroma
nocturno de las plantas. Después, apoyándose en
el respaldo, los brazos indolentemente caídos, abrumado
y sacudido varias veces por escalofríos, musitó la fórmula
fija del deseo, imposible en este caso, absurda, abyecta,
ridícula y, no obstante, sagrada, también venerada: "Te amo".

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Porque la belleza, Fedón, nótalo bien, sólo
la belleza es al mismo tiempo divina y perceptible.
Por eso es el camino de lo sensible, el camino
que lleva al artista hacia el espíritu. Pero
¿crees tú, amado mío, que podrá alcanzar alguna
vez sabiduría y verdadera dignidad humana
aquel para quien el camino que lleva al espíritu
pasa por los sentidos? ¿O crees más bien
(abandono la decisión a tu criterio) que éste es
un camino peligroso, un camino de pecado y
extravío? Porque has de saber que nosotros, los
poetas, no podemos andar el camino de la
belleza sin que Eros nos acompañe y nos sirva
de guía; y que si podemos ser héroes y
disciplinados guerreros a nuestro modo, nos
parecemos, sin embargo, a las mujeres, pues
nuestro ensalzamiento es la pasión, y nuestras
ansias han de ser de amor. Tal es nuestra gloria
y tal es nuestra vergüenza. ¿Comprendes ahora
cómo nosotros, los poetas, no podemos ser ni
sabios ni dignos? ¿Comprendes que
necesariamente hemos de extraviarnos, que
hemos de ser necesariamente concupiscentes y
aventureros de los sentidos? La maestría de
nuestro estilo es falsa, fingida e insensata;
nuestra gloria y estimación, pura farsa;
altamente ridícula, la confianza que el ^pueblo
nos otorga. Empresa desatinada y condenable es
querer educar por el arte al pueblo y a la
juventud. ¿Pues cómo habría de servir para
educar a alguien aquel en quien alienta de un
modo innato una tendencia natural e
incorregible hacia el abismo? Cierto es que quisiéramos
negarlo y adquirir una actitud de dignidad;
pero, como quiera que procedamos, ese
abismo nos atrae. Así, por ejemplo, renegamos
del conocimiento libertador, pues el conocimiento,
Fedón, carece de severidad y disciplina;
es sabio, comprensivo, perdona, no tiene
forma ni decoro posibles, simpatiza con el abismo;
es ya el mismo abismo. Lo rechazamos,
pues, con decisión, y en adelante nuestros esfuerzos
se dirigen tan sólo a la belleza; es decir,
a la sencillez, a la grandeza y a la nueva disciplina,
a la nueva inocencia y a la forma; pero
inocencia y forma, Fedón, conduce a la embriaguez
y al deseo, dirigen quizás al espíritu noble
hacia el espantoso delito del sentimiento que
condena como infame su propia severidad estética;
lo llevan al abismo, ellos también, lo llevan al abismo.
Y nosotros, los poetas, caemos
al abismo porque no podemos emprender el
vuelo hacia arriba rectamente, sólo podemos
extraviarnos. Ahora me voy, Fedón; quédate tú
aquí, y sólo cuando ya hayas dejado de verme,
vete también tú

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Nota: Los fragmentos están copiados de una traducción bastante mala, el ejemplar en el que lo leí es mucho más bello (el de la Colección Premios Nobel del diario "Público"). Los dos fragmentos donde Sócrates y "Fedón" dialogan sobre el amor son, probablemente (no lo he comprobado porque no los he leído), fragmentos del diálogo "Fedro" (que no Fedón, como traducen mal) de Platón.

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