miércoles, 4 de junio de 2014

Deshojando un poema


Salí a la calle a buscar
migajas de palabras,
suspiros del rocío,
con los que escribir
el poema que me pediste.

Encontré el silencio matutino,
como el suspiro del sueño,
cuando tu rostro relajado
ignora las estrellas.

Me pregunté si la hierba
haría cosquillas,
como tu pelo,
cuando te tumbas en mi regazo.

Pero tropecé,
como tropieza el presente
con los escombros del pasado.
Quisimos tocar el cielo
y nos olvidamos la escalera.

Se marchita la más bella flor,
sin sol, aire y lluvia;
que craso error
olvidarnos de las raíces.

Toma este corazón mío,
y riega con su esperanza
la semilla de nuestra vida juntos,
para que crezca roja y robusta,
lejos de dolores y fantasmas.

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