El viento se lleva las hojas
de los deseos
de los momentos
de lo que una vez fuimos.
Queda el tronco desnudo,
de una soledad inerte.
que añora
desde la raíz a la copa
la primavera de los labios.
El rocío de tu cuerpo,
húmedo,
en la mañana de tu alcoba.
Ya no volverá.
El otoño se llevó nuestros besos.
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